sábado, 9 de julio de 2016

UN PROBLEMA PARA CADA SOLUCIÓN:

“Hay sociedades que viven en paz porque son como hormigas que trabajan juntas para salir del hoyo… los colombianos, somos como cangrejos tratando de salir de un cubo” FASF

Alguien decía que “nos negamos a cambiar de forma de pensar debido a nuestra imposibilidad de predecir eficazmente el futuro” y que “solo podemos proyectar el futuro como una reconstrucción de nuestro pasado” dicho de otra forma, le tenemos miedo, quizá pánico a lo que no conocemos y no podemos controlar. Esa es la razón que se me ocurre cuando leo y escucho a muchos colombianos buscarle hasta el mínimo pretexto a la posibilidad de, por fin, conseguir la paz, al menos con uno de los tantísimos actores del conflicto armado y la violencia en nuestro país.

Aquellos dicen de todo: Que si es pura mentira de las farc… que si tienen que ir a la cárcel… que si no merecen nuestro perdón… que si el gobierno nos está vendiendo… que si Santos es un inepto… que si las farc no pueden poner condiciones… que si la guerrilla es narcoterrorista… que si siguen matando… que si toca es que acabarlos a punta de bala… que no hay otra forma… que si la culpa no es de las farc o de Santos sino de Petro… que si Donald Trump insultó a la reina… que las farc no pueden hacer política… que si el ejército es incapaz… que la paz no se va a lograr NUNCA!!! Que NOOO… NUNCA!!!

Y eso que es solo uno de los tantos grupos generadores de violencia con el que se está NEGOCIANDO el fin de su actividad violenta.

Entonces, uno se pregunta: Estos colombianos que le ponen peros a la posibilidad de la paz ¿qué es lo que realmente quieren… acaso la guerra por otros 50 años? ¿Un método de destrucción masiva que de un solo golpe acabe con las farc? ¿Cuál es su modelo de país y de sociedad ideal? ¿Será que en realidad no saben cuáles son las consecuencias de la guerra por haber vivido toda su vida en la seguridad de las grandes ciudades? ¿Se acostumbraron a la violencia y a la muerte… se volvieron insensibles? ¿Realmente saben qué es lo que se está negociando? ¿NO CONOCEN NI CONCIBEN OTRA FORMA DE PAÍS Y DE SOCIEDAD?

Todas estas preguntas son válidas porque al tiempo que critican y ponen peros y argumentan con sobrada fluidez, no se les ve, ni lee, ni escucha proponer alternativas, alternativas NO violentas. Todo parece, para ellos, desde como se expresan, que debe ser mediado por la fuerza y el poder militar, desde la sangre y la deshumanización del otro. No voy a defender ni mucho menos la filosofía guerrillera y mucho menos sus métodos o sus acciones, ratifico: han cometido crímenes y por tanto, SON CRIMINALES… pero, nos guste o no, también son colombianos, también son seres humanos, puede que nos parezca que sus fines son equivocados, que su lucha es perversa… pero les aseguro que conocemos muy poco de esa lucha, de esos ideales. La historia es mucho más larga que unas cuantas décadas en las que los medios de comunicación nos han mostrado sus “atrocidades” no nos han vuelto a explicar por qué inició su lucha, cuáles eran sus ideales, de parte de quién estaban…

Claro, nunca hemos visto a Darío Arizmendi entrevistando a un Alfonso Cano, hablando sobre equidad y justicia, del modelo de país que ellos tienen en su cabeza y que sustenta su lucha, nunca hemos visto a un líder guerrillero debatiendo en una universidad como lo hacen nuestros insignes políticos… claro, esa fue su decisión dirán algunos con razón. El punto es que la mayoría de nosotros pese a lo que pueda parecer, la verdad verdadera es que NO SABEMOS casi nada, nada real sobre aquellos a quienes consideramos nuestros enemigos y eso, por sí solo, ya es un error al plantear una postura frente a, por ejemplo, una negociación de paz, es como decir “que no nos gusta el curry cuando nunca lo hemos probado”.

Pero… de la misma forma, muchos conocemos muy poco o tenemos muy poca información real y concreta del modelo de país y de sociedad que el gobierno quiere para nosotros ¿alguien lo tiene claro? ¿Alguien me puede decir si está seguro de saber exactamente qué tipo de sociedad es está en la que nos desenvolvemos? ¿Para dónde vamos? ¿Estamos construyendo el futuro que deseamos? ¿Por qué apoyamos o reprobamos a uno u otro gobierno? ¿Ese gobierno nos exige y nos da lo que realmente necesitamos? ¿Es justo? ¿Es honesto? ¿Nos respeta? Haaa ok, tienen razón, no hablemos de este gobierno, hablemos del anterior: siendo radicalmente opuesto al presente ¿Nos respetaba? ¿Fue honesto? ¿Fue justo? ¿Nos exigió y nos dio lo que necesitábamos? ¿Realmente luchaba por nosotros, trabajaba por nosotros?...

Creo que hay muchas anomalías en este proceso de paz, y fundamentalmente en nuestros imaginarios y consecuentemente en la forma en la que desarrollamos la discusión y opinamos a favor o en contra. Pero esas anomalías no son aquellas que CARACOL, RCN, SEMANA o EL ESPECTADOR nos muestran, las verdaderas anomalías, al menos para mí son:

1) Desconocemos la historia, nos da pereza documentarnos
2) No sabemos qué queremos, de dónde venimos, ni para dónde vamos
3) Le creemos todo a los medios de comunicación 
4) Somos cómodos, mediáticos y apasionados
5) No miramos las dos caras de la moneda, somos apáticos y no empáticos (ponerse en el lugar del otro)
6) Creemos a ciegas en una institucionalidad corrompida y llena de vicios, aunque vivimos quejándonos de ella la apoyamos
7) Somos belicosos, nos gusta la violencia, nos gusta arremeter contra quienes consideramos diferentes o equivocados
8) NO CONOCEMOS A QUIENES CONSIDERAMOS NUESTROS ENEMIGOS
9) Conocemos muy bien a nuestros “aliados” y sin embargo no nos importan sus delitos
10) Solo hay una verdad ¡la nuestra!
11) NO aceptamos la culpa ni la equivocación
12) ...

Además, creemos que la paz depende de que las farc firmen un papel en el que todo cabe, no vemos el panorama ampliado, no vemos el amplio espectro de actores generadores de violencia (paras, narcos, mafias, combos, rastrojos, contrabandistas, extorsionistas, ladrones de celulares, policías corruptos, politiqueros, urbanizadores piratas, estafadores del sistema de salud, funcionarios corruptos, gobernantes corruptos, esposos y esposas violentos, xenofóbicos, jóvenes delincuentes, contratistas corruptos, proxenetas, jíbaros, niñeras maltratadoras, profesores y policías mal pagos, trabajadores explotados, hijos groseros, presos hacinados, recursos malversados…)

Por lo anterior, respetuosamente le sugiero a todos aquellos que tienen una posición, a favor o en contra de la paz o, del proceso de paz con las farc, antes de criticar, deplorar, alabar, negar o apoyar una u otra posición frente a la NEGOCIACIÓN de paz; aclaren sus ideas, afinen sus conocimientos, identifiquen su contexto, su historia y sobre todo, pónganse en el lugar de uno y otro actor, en el lugar del gobierno, en el de la guerrilla, de las fuerzas militares y, especialmente, en el lugar de ustedes como ciudadanos, como víctimas, como sociedad.

Otro de los grandes errores de este proceso o de cualquier otro proceso de paz, ES DEJAR A UN LADO O COMO CONVIDADO DE PIEDRA A LA SOCIEDAD!!! ¿Dónde está la voz y el voto del pueblo en la mesa de la Habana? ¿Quién está allá hablando en nuestra REAL representación? Por nuestros intereses, NO por los del gobierno que ni son igual ni son lo mismo.
Me declaro férreo defensor de la posibilidad de negociar la paz con las farc o cualquier otro grupo al margen de la ley instituida y mi propuesta es la que acabo de presentar; concienciar la discusión, madurar el debate, elevar la altura de los argumentos, TENER UNA SOLUCIÓN PARA CADA PROBLEMA Y NO UN PROBLEMA PARA CADA SOLUCIÓN y, entender que es mejor LA PAZ que la inmundicia lucrativa de la guerra.
FASF 2015

sábado, 21 de mayo de 2016

LA UTOPIA POSIBLE DE LA PAZ

Cómo educar una nueva especie de hombres y mujeres cuya expresión más espontánea no sea la violencia

Por: Fredy A. Sánchez F.

“A veces uno es manantial entre rocas
Y otras veces
Un árbol con las últimas hojas”
Estados de ánimo, poema.
Mario Benedetti

¿Qué será lo que le pasa a esta juventud de ahora? Solemos preguntarnos con gesto de sorpresa cada noche a la hora del noticiero al ver que una niña de 14 años apuñaló a otra por una disputa amorosa, o a un adolescente de 16 años que planificó y ejecutó una masacre en su colegio porque no soportó el rechazo de sus compañeros y el trato desigual de sus profesores… nos damos los respectivos golpes de pecho y esperamos ansiosos a que termine el noticiero para que comience la novela, vamos de la noticia dramática y cruel a las notas de farándula con la misma tranquilidad con la que pasamos un sorbo de limonada, ya nada nos duele, ya nada nos sorprende, nada nos conmueve. Con la violencia de los niños, niñas y adolescentes, viene sucediendo lo mismo que con la de los adultos, se ha vuelto tan cotidiana que nos habituamos a ella a tal punto que casi pasa desapercibida, cada noche frente al noticiero nos damos los mismos golpes de pecho y pasamos a los chismes de los famosos sin entender aquello que subyace a las acciones sutiles, agresivas, violentas y hasta letales de una sociedad de niños y jóvenes que son permanentemente enculturados en la violencia, en el mercadeo sádico de los medios de comunicación que promueven sin estupor la indiferencia por el dolor del otro.
Desde hace un par de décadas las teorías de la Inteligencia Emocional y la IE Social, se han tomado al mundo con una visión renovada, pertinente y refrescante de las formas y estrategias de educación y de atención a los ámbitos de las relaciones humanas, logrando un cambio fenomenal en la tradición pedagógica para la que solo era importante la transmisión de conocimientos o la transferencia de habilidades laborales. La emergente tendencia de aplicación práctica y cuidadosa de estrategias de Inteligencia Emocional Social devela las falencias de la pedagogía tradicional y propone un nuevo horizonte en el que, tan importante o más, que la transmisión de datos, es el desarrollo de habilidades sociales como la tranquilidad, el manejo de la frustración, el altruismo, la actitud negociadora, la auto-motivación, la empatía, la compasión, el autocontrol y en general lo que hoy conocemos como “gestión de las emociones”, quizá sea esta la mejor alternativa que tengamos para dar un vuelco a este penoso estado de nuestra realidad.
Sobre la violencia se han propuesto cientos de teorías, se han hecho múltiples estudios sobre sus causas, sus justificaciones, sus detonantes y también, de sus consecuencias. Hay quienes afirman que pese a nuestra percepción inmediata, la violencia está en declive y que
no todo pasado fue mejor1 que la sociedad tiene una marcada tendencia a la estabilización de la paz a partir de la institucionalidad, la diplomacia, la tecnoguerra, la evolución cultural y el desarrollo de las diferentes formas del conocimiento entre otras razones. También hay quienes analizan las dinámicas sociales del mundo contemporáneo y, sin compararnos con el pasado, nos encuentran muy violentos, muy reaccionarios y constantemente asaltados por situaciones y circunstancias tensionantes que nos inducen a lo que podríamos llamar “erupciones emocionales”. Es evidente que ya no nos matamos de a miles, que esas guerras de numerosísimas bajas de lado y lado y que tomaban siglos de lucha dejaron de existir, y es seguro que con los avances científicos y tecnológicos tanto en la guerra como en la medicina, hemos logrado aumentar nuestra expectativa de vida, nuestra longevidad, sin embargo, debemos preguntarnos si acaso ahora ¿vivimos mejor? Aunque parezca poco optimista la idea, es prudente pensar en NO una reducción sustancial de la violencia, sino, más bien en una transformación de las formas, niveles y escenarios de la violencia. Si bien podemos coincidir con Pinker (2011), en el sentido de que ya no existen aquellas formas atroces de asesinarse unos y otros, tampoco podemos negar aquella cotidianidad de nuestras sociedades en los que a cada momento alguien es agredido, asaltado, humillado, abusado, ofendido, vendido, esclavizado, explotado, etc., es una realidad que pasa todos los días frente a nuestros rostros pero que no trasciende a nuestras conciencias porque no nos agrada caer en esas cuentas, no queremos salir de nuestra zona de comodidad, dejamos que toda esa miseria pase por debajo de la mesa mientras nos seguimos dando golpecitos de pecho y reafirmando que “nosotros no podremos cambiar el mundo”, quizá estemos perfectamente justificados si tenemos en cuenta que es una realidad insoportable cuya conciencia no nos dejaría vivir en esta relativa paz.

1 Alusión a los estudios sobre el declive de la violencia de Steven Arthur Pinker, profesor de psicología del Harvard College y titular del Johnstone Family Professorship en el Departamento de psicología de la Universidad de Harvard. Encontrado en: http://www.redesparalaciencia.com/?s=el+declive+de+la+violencia recuperado el 29-11-2011
2 Alusión a los descubrimientos de Erik R. Kandel sobre los fenómenos de habituación y sensibilización realizados sobre la Aplysia de mar. Publicados en “Behavioral Biology of Aplysia” Nueva York, 1979.

Cada quien tiene una explicación para esta violencia, en la mayoría de los casos bien argumentada, los hay de corte sociológico, conductista, antropológico, historicista, evolucionista, teológico y biologicista, de entre estos últimos, son muchos los neurocientíficos que consideran que la psicopatía por ejemplo, involucra disfunciones o anomalías fisioanatómicas de las partes del cerebro encargadas de reconocer e interpretar el dolor ajeno, al menos de reconocer el metalenguaje facial y corporal de sus congéneres y que por tanto, no sienten remordimiento al causar daño, al someter, torturar o asesinar, pero entonces, cabe preguntarse ¿será que la mayoría de nosotros tenemos alguna medida de disfunción cerebral que nos impide condolernos, ser compasivos o empáticos? es probable que no, quizá lo que sucede es que somos como aquel gusano de mar de Kandel2 que de tanto recibir ciertos estímulos terminó por acostumbrarse a ellos y ya no los siente (habituación) o como aquellas personas que han trabajado tanto tiempo en las curtiembres que el olor de las pieles putrefactas les es tan normal como el de un bosque en la mañana, si es así, ¿a qué se debe esta probable habituación? podríamos decir que la culpa es de los noticieros que en su idea de que “lo que más vende es la sangre y el morbo” nos han habituado y nos han hecho indolentes, podríamos decir que ha sido nuestra consciencia de que es muy poco lo que nosotros podemos hacer para cambiar el mundo o que finalmente el mundo no va a cambiar “por más que yo lo quiera” podríamos echarle la culpa a los conflictos armados que vivimos en muchos de nuestros países, a las crisis económicas, al neoliberalismo, a la globalización, etc., sin embargo, la invitación de hoy no es a cuestionarnos sobre de quién o quienes es la culpa o a volverse loco ante una realidad tan atroz, NO, mejor aún, la invitación es a levantarnos del sillón, a mirar a los ojos a nuestros hijos y hermanos y entender que hasta su silencio es un grito de ayuda, que su mirada es la mirada de una sociedad que necesita alcanzar hábitos y habilidades diferentes en el manejo de sus emociones, de encontrar alternativas a esas, hasta ahora, incontrolables “erupciones emocionales”. Las teorías de la Inteligencia Emocional Social presentan una propuesta divergente a la anquilosada educación transmisora de conocimientos invariables que poco atiende a la formación integral de los seres humanos, procurando desde ahora la transformación y evolución de ciudadanos capaces y competentes en el manejo de sus estados emocionales y en el desenvolvimiento y uso de sus habilidades sociales, humanos altruistas, compasivos, críticos y reflexivos, en últimas, HUMANOS en su más pura expresión. La IES nos conmina a una alteración anatómica y fisiológica de nuestras redes neuronales, de nuestras conexiones sinápticas a partir de un simple cambio de actitud frente a la vida, a la amistad, al vecino, al alumno, al enemigo, a la costumbre… al hábito, “para transformar el mudo debemos transformar nuestro cerebro” (Eduard Punset, 2010). Ya Joaquin Fuster3 (2011) producto de toda una vida dedicada a la neurociencia cognitiva, nos ha demostrado la atadura gordiana que existe entre las emociones y la memoria, ese influjo reciproco entre los estados emocionales y la forma e intensidad con que almacenamos nuestros recuerdos, recuerdos que a la larga, configuran y construyen nuestra personalidad, ¿y quién no aprendió a la primera el resultado de 5x5 mientras la maestra blandía su regla de roble y taconeaba en el baldosín del salón con cara de juez ofendido?, y quién no recuerda el nombre del abusón del colegio y de la niña a la que dio el primer beso, a la vez, Fuster nos dice que la transformación de esas configuraciones neuronales reforzadas y potenciadas que se convirtieron en nuestro forma de asumir la vida, tienen toda la posibilidad de ser transformadas, cambiadas mediante el ejercicio mental, quizá sea válido interpretar, ejercicio hacia lo positivo, hacia lo bondadoso, hacia lo más puramente humano. Así, es lógico comprender el impacto que tiene la violencia en la construcción subjetiva (y también fisiológica) de los sujetos, primordialmente en los primeros periodos de vida en los que un grito, un golpe o una humillación son suficientes para crear memorias conscientes e inconscientes que determinaran nuestro curso de vida, también, a entender el impacto positivo que tiene el simple hecho de enseñar a nuestros niños y jóvenes a auto-reconocerse, a auto-interpretarse holísticamente con todos sus sentimientos, con toda su complejidad, con sus miedos, sus deseos, y con todo su potencial de encausamiento axiológico, con su naturaleza social, con su posibilidad de autodeterminación y su capacidad natural e intuitiva para tomar decisiones acertadas, así también, para evitar aquellas que les puedan equivocar el camino. Por supuesto, no es tan rápido pero… 

3 Neurocientífico español, Investigador y profesor de neurociencias en la UCLA, EU.
4 Filólogo y Escritor Inglés, autor de la saga “El Señor de los Anillos” escrita entre 1937 y 1949.

El trabajo que nunca se empieza es el que tarda más en terminarse” nos decía J.R. Tolkien4 (1937-1949), y en ese sentido, hoy invitamos al mundo para que a través, y desde, los modelos educativos actuales y desde nuestra vida familiar, incorporemos la IES, en los diferentes escenarios y ámbitos de formación de las nuevas generaciones, de nuestros niños, niñas y adolescentes, para que desde ya comencemos a derrotar esa cultura del indolente, del agresivo, del indiferente. Matthieu Ricard5 quien ha dedicado la mitad de su vida a la práctica y estudio del modo de vida y la filosofía budista, suele invitarnos a abandonar la visión egoísta de la individualidad, a mirarnos en el ojo del otro/otros, a través de, y desde estos, a sentir el dolor ajeno, la felicidad compartida y el amor cósmico, para descubrir que la mayor satisfacción que podemos experimentar es la satisfacción que proveemos a los demás, de ello, nos atrevemos a deducir que para encontrar la plenitud del ser no se necesita comprar la última novedad tecnológica, ni saltar del puente más alto con cables elásticos, tampoco tomarse fotos en los lugares más populares de las guías turísticas o tener el auto más veloz, NO, tan solo se necesita salir a una calle de tu ciudad y brindar una bebida caliente al desamparado, disolver con inteligencia y cordialidad una disputa entre dos de tus hijos, perdonar con honestidad a tu suegra por sus agravios, darle importancia a las cosas sencillas que te comparte tu pareja, respirar a conciencia, saborear despacio una taza de café, agradecer por todo lo que se tiene y aligerar la pesada carga de nuestros deseos. Ese es el verdadero camino a la plenitud del ser, esa es la ruta más corta y verdadera a la felicidad, el camino llano a la utopía posible de la paz.


5 Doctor en genética molecular del Instituto Pasteur y monje budista desde 1972.

jueves, 12 de mayo de 2016

EL DILEMA DE NEO

O de la lucha contra las sociedades imaginarias
Los jóvenes y niños de ahora creen, con toda justicia, que “Last Kiss” (Wayne Cochran) es una canción original de Pearl Jam y, algunos más grandecitos, que de Alci Acosta, creen también que los televisores de pantalla plana siempre existieron, que una hamburguesa de McDonald’s es un buen alimento, que la guerrilla siempre fue mala y que todo lo que dice el gobierno es verdad, y resulta justo que los niños creen todo eso porque así se lo hemos enseñado. No obstante la enculturación de los niños y jóvenes, algunos adultos también creen que así es y así ha sido siempre, adultos de estos de las nuevas generaciones, de aquellos de la “Pelota de Letras” para acá.
Los niños están exentos de culpa, los adultos… los adultos también.
Aun nosotros, aquellos de “la generación de la guayaba” también fuimos enculturados por un sistema social que, al igual que a los niños, nos hicieron creer que Jesucristo fue un adonis de ojos azules, risos dorados y barba perfecta, también nos hicieron creer que el ideal de cualquier persona es estudiar, conseguir un título universitario y lograr un empleo respetable en alguna empresa (competir para sobrevivir) creemos también que somos una sociedad de vanguardia, una sociedad moderna, que nuestra democracia es un ejemplo como lo insinuaba Fukuyama (1992).
Sin embargo, existe en el ambiente una sensación casi imperceptible pero fastidiosa, un algo que no sabemos qué es en realidad pues no tiene forma o color definitivo, un sentimiento que soportamos pero que nos molesta como un gusano en la espalda, allá donde no podemos llegar para rascarnos. A punta de no poderlo definir nos acostumbramos a él, convivimos con él y hasta podría decirse que llegamos a amarlo cual síndrome de Estocolmo.
Quién no recuerda aquella escena de la película “The Matrix” en donde Morfeo insta a Neo a decidir si toma la píldora azul o la roja, una oportunidad para cambiar el rumbo de su vida y, cual héroe de la historia, a cambiar el rumbo de toda la humanidad. He aquí ese diálogo esclarecedor del punto al que quiero llegar:
MORFEO: Puedo verlo en tus ojos, tienes la mirada de un hombre que acepta lo que ve, porque espera despertarse, irónicamente, no dista mucho de la realidad ¿Crees en el destino, Neo? NEO: No. MORFEO: ¿Por qué no? NEO: No me gusta la idea de no ser yo el que controle mi vida. MORFEO: Sé exactamente a lo que te refieres. Te explicaré por qué estás aquí; Estás porque sabes algo. Aunque lo que sabes no lo puedes explicar. Pero lo percibes. Ha sido así durante toda tu vida. Algo no funciona en el mundo. No sabes lo que es, pero ahí está como una astilla clavada en tu mente y te está enloqueciendo. Esa sensación te ha traído hasta mí ¿Sabes de lo que estoy hablando? NEO: ¿De Matrix? MORFEO: ¿Te gustaría saber lo que es? Matrix nos rodea. Está por todas partes incluso ahora, en esta misma habitación. Puedes verla si miras por la ventana o al encender la televisión Puedes sentirla, cuando vas a trabajar cuando vas a la iglesia cuando pagas tus impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad. NEO: ¿Qué verdad? MORFEO: Que eres un esclavo, Neo, Igual que los demás, naciste en cautiverio naciste en una prisión que no puedes ni oler ni saborear ni tocar. Una prisión para tu mente. Por desgracia no se puede explicar lo que es Matrix. Has de verla con tus propios ojos. Esta es tu última oportunidad. Después, ya no podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla azul fin de la historia (La historia acabará). Despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja, te quedas en el País de las Maravillas y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos. Recuerda, lo único que te ofrezco es la verdad, Nada más.
Lana y Andy Wachouski, The Matrix, 1.999
Como Neo, nosotros, todos nosotros, sabemos que algo NO anda bien, nos quejamos de todo; del monto del salario mínimo, de la corrupción rampante del gobierno, de la guerrilla, de la telenovela, del precio de los alimentos, del mal servicio de Claro, de los tumultos en Transmilenio, del exagerado salario de los congresistas, del anacrónico Procurador, de Vicky Dávila, del costo de la gasolina y así, así interminablemente. Eso, nos dice todos los días que ALGO NO ANDA BIEN, sin embargo, es una incomodidad que el gobierno aprendió a mitigar eficazmente, y si no ¿por qué creen ustedes que andamos siempre tan tranquilos? y hasta nos declaramos felices ¿cómo lo logra? cómo hace el gobierno para que toda esa inmundicia pase descaradamente ante nuestros ojos sin que reaccionemos, como si estuviéramos constantemente dopados… fácil; el gobierno, decide qué es y qué no es, el gobierno es el dueño del conocimiento, el gobierno decide que es bueno y que es malo, que es ético, qué es moral, qué es delito y que es “legal” el gobierno decide quién es el verdadero dueño de qué y quién es invasor, cuándo un asesinato es legal y cuando es un crimen, cuándo un grafiti es arte y cuando es vandalismo, cuando un subsidio es inversión social o derroche público. En fin, es la “ADMINISTRACIÓN DE LA CONCIENCIA” el gobierno administra hasta nuestro subconsciente (El poder pastoral, Michel F.), el gobierno es el dueño del conocimiento y nosotros, nosotros somos esos seres que aún no toman la pastilla roja, somos esos seres amarrados desde el cuello hasta los pies en una caverna mirando las sombras en la pared de roca:
EL MITO DE LA CAVERNA
I - Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.
Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
- Ya lo veo-dijo.
- Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!
- Iguales que nosotros-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
- ¿Cómo--dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
- ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
- ¿Qué otra cosa van a ver?
- Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
- Forzosamente.
- ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
- No, ¡por Zeus!- dijo.
- Entonces no hay duda-dije yo-de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
- Es enteramente forzoso-dijo.
- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera d alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho más-dijo.
II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué éstos, son realmente más claros que los que le muestra .?
- Así es -dijo.
- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza--dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
- ¿Cómo no?
- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que. él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
- Necesariamente -dijo.
- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?
- Efectivamente.
Platón
Ahora, la cosa es, ¿QUÉ HACER? ¿DEBEMOS HACER ALGO? ¿Tomar la pastilla azul? ¿Tomar la roja?
Le tenemos tanto miedo a la guerra que, nos la hemos aguantado toda una vida…
Sentados en nuestra zona de confort vemos pasar los acontecimientos sin pestañear, no nos gusta lo que sucede pero nos da pánico que algo pueda cambiar por eso aceptamos todo lo que nos imponen, todo lo que nos enseñan, todo lo que nos dictan y todo lo que los noticieros nos muestran. Resulta lógico que las noticias “serias” duren 30 minutos mientras que la farándula y los chismes duren casi dos horas, que pasemos sin inmutarnos de la trágica noticia de la muerte de niños Wayyú por inanición, al desafortunado bajón anímico de James en el real Madrid o los divorcios de JL ¡que vergüenza de sociedad que somos! pero estamos justificados, así nos enseñaron, así nos domesticaron, nos adiestraron en economía mental.
Vivimos con miedo y con pereza, protestamos solo en las redes sociales en donde somos implacables y al amparo de una pantalla de ordenador hasta pedimos la muerte de quienes nos molestan y no somos responsables de las consecuencias, no votamos, no marchamos, no denunciamos, nos da miedo y nos da pereza, tenemos un miedo “legítimo” a perder lo que con tanto esfuerzo y honradamente hemos logrado si nos atrevemos a ir en contra del sistema, de la “Matrix” tenemos miedo de hablar por temor a que nos tilden de guerrilleros, odiamos a estos o a aquellos según nos orienten los noticieros, somos asnos detrás de una zanahoria y nos enseñaron a creer “que tenemos mucho que perder”.
Desde el momento mismo en que nos liberamos del yugo español, acogimos un yugo autóctono, unas cuantas familias que desde entonces nos han exprimido hasta el límite, y, solo con contadas excepciones históricas, hemos protestado (o lo han hecho por nosotros) y logrado pequeños cambios. El gobierno nos ha creado un mundo donde todo lo bueno es una fantasía (ahogarse en deudas) y todo lo malo, aunque real, es aceptable. Una Matrix en donde si el político se roba $10 mil millones es aceptable que vaya a la cárcel (apartamento de lujo) por unos tres años, pero si soy yo el que se roba un tarro de atún de un supermercado, resulta más que justo que pague 10 años en La Picota (Los Miserables). Un mundo de fantasía en el que el hermano de un senador, ex gobernador y ex presidente es el jefe de un escuadrón de la muerte, la esposa es la dueña del sistema de salud pública defraudado, 68 de sus funcionarios en líos judiciales, los hijos en negocios non santos con criminales y sin embargo, la gente insiste en que fue el mejor presidente que ha tenido Colombia y derrama lágrimas porque a sus amigos los quieren judicializar. Un país de las fantasías en el que se gastan 500 millones de pesos en almuerzos y reuniones en clubes y hoteles de lujo para discusiones inocuas sobre la falta de agua en la Guajira, pero no aprueban un solo peso para ejecutar soluciones…
Somos más acomodados que un desvelado y pretendemos ser la élite intelectual y cosmopolita de Latinoamérica, denigramos de nuestro origen indígena al punto que cuando queremos insultar a alguien le decimos “indio” ¡que hipócrita sociedad que somos! Nos sentimos superiores a los venezolanos, ecuatorianos, peruanos y bolivianos, será porque “es de gente inculta tumbar a un presidente” será porque “la gente bien no protesta” ¡que idiota sociedad que somos!
Pero estamos justificados, así nos domesticaron, nunca nos contaron la verdadera historia de nuestros “próceres” en los textos escolares nunca nos dijeron cómo se repartieron las ricas tierras de los llanos, como masacraron a nuestros padres indígenas de la Sierra Nevada, o por qué se crearon las guerrillas campesinas… NO, esa historia no se les puede contar a los niños. Mejor que sigan creyendo que el hada de los dientes es real, al fin de cuentas ¿para qué necesitarían conocer la verdad?
Pero, después de semejante regaño, entonces ¿QUÉ SE SUPONE QUE HAGAMOS? ¿Que dejemos todo y salgamos corriendo a quemar el palacio de Nariño? ¿Que elijamos presidente a Petro o Iván Márquez? ¿Que nos volvamos todos guerrilleros?
Que tal empezar por, SIMPLEMENTE HACER ALGO… algo sencillo, indagar en la verdadera historia, enseñarle a nuestros hijos a pensar crítica y propositivamente, que tal si aportamos soluciones a cada cosa por la que nos quejamos, que tal si armamos marchas donde los carteles estén igual de cargados de quejas como de propuestas, y que tal si en lugar de recoger botellitas de agua para los Wayyú vamos hasta el palacio presidencial y acampamos al frente hasta que les construyan un acueducto digno con la plata que recuperaron de los Nule. –jajaja-
Qué tal si salimos a votar y lo hacemos con convicción, que tal si acompañamos la marcha por reducir el número de congresistas, que tal si dejamos de colarnos en Transmilenio (aunque sea un negocio privado) que tal si NO arrojamos basura a la calle, que tal si dejamos de descalificar a todos los políticos y nos volvemos todos sujetos políticos, que tal si ayudamos a una persona pobre a conseguir trabajo en lugar de decir que todos los pobres son facilistas y perezosos, que tal si denunciamos en lugar de quedarnos callados, que tal si saludamos al vecino, si enseñamos a los niños a respetar a sus abuelos, que tal si no damos tajada y nos negamos a recibirla, que tal si exigimos una mejor educación, que tal si hacemos que un profesor gane igual que un jugador de futbol, que tal si antes de criticar y rechazar escuchamos, que tal si hacemos que las mujeres ganen igual que los hombres, que tal si respetamos los derechos individuales y colectivos de los demás…
Aunque podríamos hacer cosas más contundentes:
NO comprar gasolina todo un día y no volver a hacerlo hasta que no le bajen el precio con justicia
NO usar el celular toda una semana
NO volver a votar por ningún político conocido
NO usar Transmilenio hasta que la utilidad y los costos de su funcionamiento se repartan 50-50 entre los dueños privados y el distrito y consecuentemente mejoren el servicio
Marchar hasta obligar al gobierno a eliminar la minería en las reservas y parques naturales
Tumbar a todo gobernante o funcionario público que no cumpla con lo que prometió en su programa de gobierno o con lo que su cargo le obliga
No ver canales como RCN y Caracol ¡pero en serio!
Exigir la salida de Ordoñez, o mejor, acabar con el cargo de Procurador

Y así, y así interminablemente…

LA CLAVE ESTÁ EN EL MARGEN DE GANANCIA

LA CLAVE ESTÁ EN LA GANANCIA
Los pobres somos como ranas; nos multiplicamos de a cientos para sobrevivir y, de ello, los ricos han hecho el negocio de sus vidas. Mis abuelos cada par, tuvieron en promedio ocho (8) hijos, es decir que yo llegue a tener aproximadamente 16 tíos, claro era una época en la que los viejos garantizaban así que al final de sus días al menos uno de esos ocho se encargaría de sus chocheras hasta enterrarlos como dios manda. Era la época de las familias numerosas y eso que a mis abuelos los detuvo en su fecundidad la llegada del televisor y en alguna medida la voluntad rebelde de mi abuela, quizá por ello no alcanzaron los records de algunos de sus vecinos que contaron hasta ventitantos hijos.
Las nuevas generaciones ya no tienen tantos tíos, si acaso la mitad de los que yo tuve y la cosa sigue en descenso, el problema es que en pocas décadas pasamos de ser unas cuantas miles de familias para ser unas cuantas ¡millones de familias! Cada una con un promedio de tres (3) hijos, así las cosas, lo que sobra es gente.
El hecho de que seamos tantos nos obliga a competir ferozmente entre nosotros mismos; luchamos por un asiento en el bus, por poder subirnos al bus, por un taxi, por una cita médica, por los alimentos, por un cupo en la escuela, en el colegio, en la universidad… tenemos que luchar a sangre y lágrimas por una vivienda, luego porque nos le instalen los servicios, luchamos con los vecinos para que no nos roben la luz, el agua y ahora, la lucha es hasta por las señales, no falta el que necesita Wifi. Claro, además está la lucha entre nosotros mismos por el derecho a procrear, a reproducirnos como ranas para poder continuar el ciclo. Eso a nosotros los pobres.
Los ricos en cambio, hablo de los de siempre, de los que nunca han sido pobres, esos de la riqueza heredada como los Santos, los Pastrana, Lafaurie, Char, Ospina, Mosquera etc., arriesgándome a algún error demográfico, me atrevo a decir que no tuvieron nunca más de cinco hijos y los de ahora, si acaso tres y eso por las latitudes costeras por aquello de los mariscos “esa vaina no joda” así las cosas los padres garantizaban herederos pero a la vez, podían garantizar con comodidad un pan para cada hijo, buen colegio, buena ropa, universidad  etc., NO es lo mismo repartir un pan entre tres que tener que repartirlo entre 10 o 12, más de eso, mejor no repartirlo…
Pero entonces… la culpa de la pobreza es ¿la jijuemadre arrechera con que vivimos los pobres? o pa rematar ¿de nuestra inverosímil fecundidad? si seremos fecundos ¡oigaaa! Nos cae semen en un pie y nos nace otro dedo. NO, aunque por supuesto los ricos sacan ganancia por aquello de la oferta y la demanda, pero NO, la culpa no es de nosotros los pobres por reproducirnos como ranas, si el problema fuera la cantidad de gente, China y la India no serían  dos de los países más ricos del mundo aunque su gente sea ridículamente pobre, son economías sustentadas en la MANO DE OBRA BARATA, nuevamente, al ser tantos, la competencia por un puesto de trabajo hace que los dueños de las industrias se den el lujo de aumentar su margen de ganancia sin ninguna piedad y ¡hay de quien se queje! Porque sencillo, ¡vaaa pa fuera!
mis abuelos fueron toda su vida campesinos sí, pero NO pobres; tenían allá en su finca, gallinas, yuca, vacas, tierra, maíz, plátanos, naranjas etc., y todos los hijos trabajaban la tierra para que la comida nunca faltara, lo que quiere decir que tampoco hizo falta que tuvieran ropas elegantes o distinciones académicas…
La pobreza existe solo porque es DIRECTAMENTE PROPORCIONAL A LA RIQUEZA, el hambre de muchos paga los agasajos de unos pocos… Como dije al comienzo, la clave está en la ganancia. Los pobres no tenemos margen de ganancia, ese es el principio de la desigualdad.
Mi abuelo que era un hombre de esos tan trabajadores como creyentes, cultivaba durante meses la tierra junto con sus hijos (mis tíos) y cuando se recogía la cosecha, cargaba en una mula los tres o cuatro bultos de maíz que había que llevar por un camino lodoso y escarpado hasta el pueblo, tocaba arrancar antes de que saliera el sol para llegar a la plaza a eso de las siete y alcanzar a vender el maíz antes del último campanazo de llamado a la misa de las 8 am.  Entonces, justo cuando mi abuelo baja los bultos de maíz y la mula respira profundo, ES AHÍ DONDE ARRANCA LA POBREZA…  el dueño del granero sabe que lo tiene en sus manos, que digo manos, en sus fauces, él sabe que el pobre viejo después de dos horas de camino no volverá a subir esa pesada carga a la mula.
-¿a cómo trae ese maíz?- preguntaba el mercader
-pues a lo que está patrón, usted sabe, a $800 - respondía mi abuelo mientras miraba a su compadre que también llegaba con su mula cargada de maíz
-pues está complicado entonces, porque ahí tengo un montón de maíz y nada que sale, mejor no lo hubiera bajado de la mula- respondía jocosa y audazmente el dueño del granero
-pues a cómo me lo paga entonces- contestaba mi abuelo mientras pensaba en los medicamentos para mi abuela, las botas de caucho para mi tío Antonio, la vacuna para el ternero que andaba maluco, la limosna para la iglesia y el compadre que esperaba su turno.
-se lo pago a $300 y eso como para ayudarle, no vaya usted a llevárselo a la esquina y esa vieja mísera del baratillo lo robe- decía con cara de generosidad absoluta el dueño del granero.
Mi abuelo miraba los bultos en el profundo suelo de la plaza, miraba la mula con sus ojitos cansados y su lomo enjugado, respiraba profundo, sacaba cuentas, desechaba las botas de mi tío Antonio, la mitad de los medicamentos de mi abuela y la vacuna del ternero…
-pues dónde se los dejo, aquí en la entrada o se los dentro pa dentro- decía mi viejito con resignación al tiempo que miraba los anaqueles de la sal y otras cosas que le tocaba llevar porque no las podía cultivar en su finca.
Entonces, una vez recibía los miserables $900 que significaban ya una pérdida para mi familia de $1.500 en los tres bultos de maíz, mi abuelo preguntaba -¿a cómo tiene el kilo de sal?-
A lo que el mercader, sin mirarlo a la cara y mientras se ponía el lápiz rojo en la oreja le respondía sin titubeos –a $10-
-pero en el radio dijeron que estaba a $6- replicaba con algo de desasosiego mi abuelo
El dueño del granero torcía los labios hacia arriba mientras contaba en alto un rollo de billetes y luego de unos 30 segundos de silencio miraba a mi abuelo y le decía –bueno… ¡va llevar la sal o no!-
Así como a mi abuelo hace años, hoy en día nos pasa lo mismo a todos nosotros; nos tiene jodidos el tal margen de ganancia. Hace un par de años le preguntaron a una señora despelucada que ostentaba el cargo de directora de la ASOBANCARIA que por qué los bancos no reducían los costos del manejo de cuentas y el uso de los cajeros y ella con toda seguridad y altitud respondió (lo recuerdo muy bien) –PORQUE SIN ESE COBRO LOS BANCOS NO PODRÍAN SOBREVIVIR- (…) ¡hágame el jijueputa favor!
Lo mismo pasa con el salario mínimo; pobrecitos los empresarios, si le suben mucho al mínimo, se quiebran y ahí si se forma un problema ¿Por qué quién le va a dar trabajo a la gente? ¡Haaaaa… que mentira! Mientras los trabajadores se ven obligados a regalar por un salario miserable su fuerza de trabajo y su dignidad, los ricos sacan cuentas de la finca nueva que se pueden comprar, el apartamento en Miami y la maestría de su hija, la renovación del modelo de su camioneta Audi y la membresía del club, las putas caras en el Lido y etc,.  Con razón somos uno de los pises más desiguales.
Para que un pobre aspire a ser rico tiene que aprender a joder a otros pobres y eso, aunque suene increíble, casi nunca pasa, de otra forma los ricos serían mayoría.

Conclusión: para acabar con la pobreza SOLO HAY QUE REDUCIR EL MARGEN DE GANANCIA DE LOS RICOS y aumentar el de los pobres, así todos ganamos.  

viernes, 16 de enero de 2009

DE ARISTOTELES A ZUCKERBERG

ENSAYO


“Aristóteles pensaba que las verdades conocidas debían conducir a la praxis tanto en la experiencia cotidiana, como en las artes y las ciencias. Los hombres necesitan en su lucha por la existencia del esfuerzo del conocimiento, de la búsqueda de la verdad, porque a ellos no les está revelado de manera inmediata lo que es bueno, conveniente y justo. El artesano y el comerciante, el capitán y el médico, el jefe militar y el hombre de estado -todos deben poseer el conocimiento adecuado para sus especialidades, a fin de poder actuar de acuerdo con las exigencias de la respectiva situación”

Herbert Marcuse
Cultura y Sociedad



Allá por mediados de los años 80’s, siendo un niño que apenas si sabía amarrarse los zapatos, de la mano de una tía a la que ya no veo, parado en medio del sitio conocido como “El Plan” en la parte alta de las minas de esmeraldas de Coscues en Boyacá, de pronto me sentí abrumado por el devenir ajetreado de la multitud que bullía a mi alrededor. Algunos vestidos con ropas límpidas y rebosantes de olor a colonia y billetes y joyas relucientes, otros ennegrecidos hasta los dientes con palas y picos sobre sus hombros y miradas ansiosas y exhaustas a la vez. Los primeros saludaban a los otros con cierto desaire mientras al unísono las comadronas de los restaurantes invitaban a la gente a almorzar y los chóferes de los camiones anunciaban su salida, un olor constante a tierra mojada y a bruma de montaña envolvía el lugar mientras la danza continuaba. Al fondo se veía gente que como hormigas salía y entraba de la tierra, otros se apilaban a lado y lado del río tirando sus palas como pescadores sus atarrayas mientras unos pocos atrevidos se colgaban de los peñascos para arañar con sus picos las laderas. En Las salientes tranquilas de las montañas los soldados se compartían el último cigarrillo de la mañana mientras oteaban el lugar, en las casetas los señores gorditos rodeados de muchachos armados daban instrucciones a los ingenieros y hacían mover las máquinas con afán, al lado mío el vendedor de sombreros aterciopelados le piropeaba a mi tía y le insistía para que le recibiera una cerveza en la tienda donde un hombre flaco intentaba ganarse unos pesos con los tonos desafinados de su guitarra.

En aquel momento estaba lejos de imaginarme sumergido en el estudio de las estructuras sociales, en la comprensión de una dinámica que aún no deja de ser abrumadora, en un sin número de sociedades particulares de intrincados oficios y artificios y jerarquías móviles y funcionarios de toda índole y de todo rango, personajes con especialidades propias y diferentes, identificados por el grueso de sus bolsillos, el calibre de sus herramientas y el dios que cuelga de sus cuellos. Y así como estaba lejos de adivinar mi futuro, también lo estaba de entender aquel paisaje como un todo formado por muchas piezas, una sociedad ubicada en un tiempo y un espacio, caracterizada y clasificada por un grupo dominante que determinaba el actuar general y cuyo poder yacía en el comercio de gemas.

Falto mucho tiempo en la evolución de los seres vivos y particularmente en la de los seres humanos, para que pudiéramos llegar a determinar que un funcionamiento anormal de nuestra hipófisis podría llevarnos a insultar repentinamente al pobre guitarrista del restaurante, o que una sobreproducción de cortisol por parte de la corteza de la glándula suprarrenal, podría desencadenar la ira de uno de los relajados soldaditos, y que talvez los piropos del vendedor de sombreros a mi tía, se los debiera a la liberación de polipéptidos en su cuerpo.

Muchos siglos fueron necesarios para que nuestro lenguaje pasara de ser una arcaica forma de gesticulaciones incomprensibles, para convertirse en un complejo entramado de significaciones coherentes, que a la postre desencadenaría la avalancha vertiginosa del conocimiento humano. No en vano, muchos sociobiólogos proponen teorías coincidentes en lo complejo de la estructuración y evolución histórica del lenguaje y a partir de ello, del surgimiento de la organización social con formas de comunicación elaboradas y comportamientos predecibles.

Ese contexto histórico-evolutivo fue comprensible gracias a la intervención conjunta de diferentes disciplinas tales como la antropología, la sociología, la paleontología, la biología y la lingüística entre otras, más recientemente de las disciplinas de carácter interdisciplinar como la sociobióloga, la psicobiología, etc. La biología propiamente dicha, adquiere una relevancia suma en el estudio de la evolución comportamental del ser humano, pues propone múltiples teorías conducentes a la elaboración de una idea general de cómo y a partir de qué fenómenos o interacciones grupales se llegó al grado actual de interrelación social que va desde lo autóctono a lo multicultural, y que atiende, a su vez, la biología del individuo, su herencia fisiológica interna y el resultado de su experiencia social.

La pregunta de antes y de ahora es ¿cómo llegó a suceder todo esto?

En qué momento y mediante qué proceso se llegó a la afinación funcional de las sociedades actuales, cómo y por qué alcanzó semejante inercia y sinergia social ¿Qué interés nos motiva ahora para desarrollar un estudio de la sociedad el pensamiento y el comportamiento?

Bien, la teoría evolucionista de Darwin decía que la evolución de las especies es el resultado de interacciones sistémicas entre individuos y grupos de individuos que compiten por su supervivencia individual, acorde con ello, podemos pensar que todo ha sido producto de un largo proceso de lucha motivado por la necesidad de subsistencia individual pero, en algún momento, congeniado por la conjunción de propósitos colectivos. Algunos sociobiólogos como O. E. Wilson sugieren que “las estructuras que vertebran la sociedad humana, el sistema jurídico y económico entre ellas, podrían tener un origen biológico y proceder por evolución de las correspondientes estructuras en las sociedades de los primates de los que descendemos”[1] al mismo tiempo, el refinamiento de dichas estructuras y su función debe obedecer a un proceso de perfeccionamiento y especificación con siglos de evolución constante, con progresos y retrocesos como diría Kant, pero con una persistencia curiosamente enrutada hacia la complejidad (no sólo cultural y social, también morfofisiológica de cada individuo) y al mismo tiempo causante de la particularidad.

Dicha particularidad se evidencia en el surgimiento contemporáneo de sociedades marcadamente diferentes y sin embargo permeables y contenidas todas dentro de una especie de superestructura que al final, en un contexto cosmológico, también resultaría particular. En ellas las personas entran y salen de una y otra a discreción pero sin distorsionar la singularidad y el objeto de las mismas, ejemplos de este tipo de sociedades y su interacción son las sociedades culturales de los años sesenta y setenta en el que las filosofías pacifistas servían de medio a tendencias musicales, de vestir y de comportarse. Esta clase de sociedades de surgimiento casi espontáneo publicitaban a gritos una rebeldía no del todo clara, contra la súper estructura que hoy nos parece natural e inherente al mundo terrestre, la llamada (aldea global) y una afinidad, en muchos casos confirmada, hacia lo natural. Un ejemplo aparte, puede ser el de los Amish, su sobreposición a la revolución industrial y su renuncia a la dependencia tecnológica. Más recientemente nos encontramos con sociedades virtuales capaces de lograr analogías de orden forma y función casi perfectas con el mundo real (Facebook[2], Sonico, Unadvirtual, etc.) pero estos son apenas unos cuantos ejemplos de entre un inventario casi imposible de contar.

Se puede concluir entonces, que el concepto de sociedad implica un espectro amplio de otros conceptos, prácticas y dinámicas (aceptación, reconocimiento, particularidad, evolución e involución, dependencia, intercambio, enculturación, desarrollo científico, etc.) ya sea que haya surgido de primitivas formas de convivencia primate o de complejas estructuras cibernéticas, y cuyo catalizador pudiera ser o haber sido el movimiento de pinza en los dedos, la evolución del córtex cerebral, la invención del microscopio o el desarrollo de la producción en masa.

En todo caso el estudio de las sociedades, de su pensamiento y de su comportamiento es igualmente un proceso dinámico y continuo motivado, en especial, por el deseo de los seres humanos de entenderse a sí mismos como individuos y como sociedad, coadyuvado por disciplinas científicas como la biología.

[1] Origen Biológico de La Sociedad - www.eumed.net
[2] Comunidad virtual creada por Mark Zuckerberg

DILUVIO UNIVERSAL


“es común que los hombres sientan según sus inclinaciones, hablen y piensen según conocimientos y opiniones adquiridas, pero por lo general actúan según la costumbre”[1]
Sir Francis Bacon.

No encuentro explicación más exacta para lo que trato de implicar con mi pregunta ¿Qué hace falta para superar este relativismo ético y moral de nuestra cultura que cada día engendra más de lo mismo?

La pregunta refiere a un par de hipótesis según las cuales llegamos a considerar, por un lado, que el actuar del individuo, no obstante su integridad personal, está ineludiblemente coaccionado por el actuar de su grupo. Cada persona posee una instrucción y como decía un compañero de la universidad, un moldeamiento que le sugiere unos parámetros de determinación y juicio, sin embargo, se le superpone lo que la sociedad considera bueno, malo, moda, adecuado, tradicional, etc., de ahí que se perciba una incoherencia entre el pensar individual y el actuar colectivo.

Se nos plantea la importancia de los parámetros de crianza pero el punto al que llegamos, aunque resulte pragmático, es que dichos parámetros son en la inmensa mayoría de los casos superados por el orden y la inercia grupal. Vivimos bajo los estándares del principio social formulado por Erikson y es una condición que difícilmente podemos negar.

Pero ¿por qué no actuamos en consecuencia con nuestros principios?

Por qué persiste esa rotura entre lo aprehendido para el pensar y actuar individual y lo actuado en sociedad. Mi teoría es que se nos cría como individuos y se nos juzga como grupo, entendiendo por ello, no que se me juzgue junto a los otros sino que quien me juzga ya no espera de mi decisiones propias y originales sino encontrar en ellas el consenso de todos puesto que ese consenso es dios y ley.

Por otro lado, para que ese orden social sea aceptado, superando en muchos casos lo justo, es necesario crear nuevos niveles de valor, estándares abstractos y a conveniencia de lo aceptado y lo criticado, escalas de permisibilidad dictadas a discreción de a quien afecta y a quien no. Es decir, lo que llamamos relativismo social de lo ético y lo moral.

Pero la pregunta concreta es ¿cómo superarlo?

Y es ahí donde tenemos que devanarnos los sesos pues llevamos mucho tiempo tratando sin lograrlo y el único referente que tenemos de un cambio tan radical es el del diluvio universal y por supuesto, para muchos, este ejemplo no vale. No vale por que no está sometido al carácter científico, es un hecho hipotéticamente histórico y además finalmente volvimos a lo mismo. Sin embargo, cuando se me pide pensar en una solución, una propuesta, lo único en lo que puedo pensar es en una catástrofe de proporciones globales, no que nos motive, sino que nos obligue a pensar de forma radicalmente distinta. Esta puede parecer una posición demasiado negativa que le otorga poco o nada de fe a la sociedad actual, pero que viendo la realidad (consumismo, daño ambiental, perdida de valores etc.) y el trabajo infructuoso que durante años han hecho sociólogos, psicólogos, antropólogos y demás, que se contrapone al régimen globalizador de la economía de libre mercado pero que continua siendo vencido, resulta no ser una idea tan descabellada.

¿Cuantos años llevamos hablando de corrupción política, de vandalismo juvenil, de trasgresión, de daño ambiental, de vulneración de derechos humanos? ¿Cuantas formulas hemos propuesto, cuantas acciones hemos tomado… y cual es nuestra realidad?

Yo entiendo que la catástrofe global no es una solución tangible, pero el punto al que quiero llegar es que, por un lado, no podemos desconocer nuestra naturaleza social, y por otro, que no hay soluciones sacadas de la manga. Ahora si quieren una propuesta menos etérea, se me ocurre pensar por ejemplo: en un cambio en el modelo educativo que se sobreponga a la supremacía de lo colectivo por lo individual y logre un balance entre los dos, al tiempo que se frene el crecimiento exponencial de la población mundial (retoma firme del control natal) se deconstruyan las ciudades y se rediseñen con límites de crecimiento geográfico que resulten amables con el entorno ambiental y consecuentes con lo que se pueda o no controlar.

[1] ANDERSON, R. E. CARTER, I. (1.990) La conducta humana en el medio social. Enfoque sistémico de la sociedad. Editorial Gedisa: Barcelona, España.

jueves, 15 de enero de 2009

Roles femeninos y masculinos

Una visión simple de algo complejo.



El nuevo rol de la mujer en la ciudad



Una visión simple de la fuerza y el influjo del movimiento femenino sobre la sociedad actual, diría que el rol de la mujer en la sociedad ha cambiado por que el 30% de los altos cargos públicos son ocupados por mujeres, o por que acaban de nominar una mujer para general de la república etc.

Se hace necesario entonces, aclarar que no es así de simple pero dado que el tema tiene cualidades casi infinitas, nos remitiremos al contexto local, a esa relación Mujer-Ciudad, para denotar el moldeamiento, el rediseño y la coacción del genero femenino en el desarrollo de la ciudad en aspectos que van desde lo arquitectónico público hasta lo privado familiar, pasando por una extensa gama de accionares en los que la mujer ya no solo es influencia sino determinación.

Desde la señora que se levanta a las cuatro de la mañana, deja sus niños listos para que una tía los lleve al colegio y empacado el almuerzo de su esposo, antes de salir de su casa en Usme para ir a asear los pisos de alguna oficina en el Worl Trade Center, pasando por la vendedora de ropa interior de algún almacén del barrio Siete de Agosto, la voceadora de prensa de la esquina de la calle 57 con Caracas, la ingeniera civil que le compra el periódico antes de pasar a revisar las placas averiadas de Transmilenio, la conductora del Móvil T745 que le da el paso, la gerente de servicios comerciales de Bancolombia que desde su A4 ruega para que el semáforo cambie rápido, la agente de transito que la mira como pidiéndole que tenga calma mientras en el mismo articulado T745 la abogada asesora del Consejo Superior de la Adjudicatura piensa en sus hijos y en la ley de pico y placa que no le dejó sacar el carro hoy. Más al norte, las vendedoras de flores de la 67 alistan sus hermosos productos mientras las maquilladoras de los salones de belleza de enfrente esperan en la cafetería a la dueña a quien hoy le cogió un poca la tarde pues tenía que llevar a su hijo a la cita médica con la odontóloga quien tiene su consultorio en el centro comercial Granahorrar de la calle 72, al lado del cual queda la oficina privada de la directora de planeación distrital quien antes de salir para su oficina en el centro, atiende a una amiga vendedora de productos de Avón que meses atrás era su secretaria y que ahora maneja un grupo de vendedoras entre las que están una enfermera del nuevo Instituto de Seguros Sociales y una profesora del colegio María Auxiliadora de la calle 170. Así como todas ellas, existen en las ciudades de hoy mujeres que no solo influyen en la cotidianidad de la ciudad, sino que la construyen día a día.

Quién podría negar hoy la intervención de las mujeres como entes de determinación en todos los aspectos de la sociedad de cualquier ciudad del mundo. Deciden que tipo de alimentación es buena o no para sus familias, la ropa, el tipo de servicio médico, el lugar de vacaciones, en fin, el estilo de vida de ellas y de sus familias. Tanto es su influjo sobre la cotidianidad de la vida social que los grandes almacenes proyectan lo que venderán de acuerdo a la determinación de compra de las mujeres. Las aseguradoras y las EPS diseñan planes especiales para ellas, el gasto social del estado dedica rubros importantísimos para atender las observaciones de las mujeres etc.

Todo lo anterior nos indica un cambio nunca antes visto en la sociedad mundial respecto al papel desempeñado por las mujeres, un posicionamiento y un vuelco total del estatus del género femenino, y algo que llama la atención en demasía “hacen todo eso y más sin dejar de hacer lo que hacían antes”


Cambios en el rol masculino

Ese cambio en los roles femeninos, por supuesto que motiva y obliga el cambio en los roles masculinos. En muy pocas décadas las mujeres se convirtieron en la mano de obra preferida de las industrias manufactureras, en las ventas, en las empresas de servicios y en muchos otros campos en los que también en muchos casos es la mujer la jefa.

El hombre sigue desempeñando los mismos roles que siempre ha desempeñado pero se nota un fuerte cambio en lo tradicional de los mismos, los hombres que se presentan hoy en día a una oficina de empleos se ven superados por las mujeres en número y preparación en muchos casos. Tal ves no necesariamente esto indique que las mujeres se hayan apropiado de los roles de los hombres o que los hayan superado, pero sí, que las cargas tienen hoy en día un mejor balance.

No hay nada malo en que un hombre lave y planche mientras su esposa va a la oficina siendo ella quien ostenta ahora el rol de proveedora que tradicionalmente era de él.

Se puede entonces hablar de una fusión de roles, en lugar de un cambio, y ello nos permite acercarnos a aquel utópico concepto de igualdad que siempre hemos perseguido.
De cualquier forma, el cambio se nota en la ciudad, en los países y en el mundo.